Buscamos una educación que construya relaciones de respeto, igualdad y cooperación entre los géneros, que afiance una cultura de derechos humanos y que no valide ni reproduzca estereotipos, prejuicios e inequidades. Una educación que refleje las distintas culturas que conviven en este, nuestro continente, uno de los más ricos y de los más pobres a la vez.
Reconocemos la educación como un derecho humano fundamental, no como mercancía ni servicio que se da o se quita a voluntad. Los Estados están obligados a garantizar una educación no sexista y antidiscriminatoria.